HISTORIAS DE MIGRANTES - PARTE II


Fotos y textos: Hanna Jarzabek
Y.K. (Siria)

Y.K., un ingeniero sirio de 25 años, había pasado varios días escondido en la estricta reserva del bosque de Bialowieza, un lugar de difícil acceso. Acompañé a dos voluntarias, una de ellas médico, para brindarle asistencia. Para llegar a su escondite, tuvimos que caminar 7 kilómetros a través del bosque, sorteando obstáculos como árboles caídos y pantanos traicioneros, que representaban riesgos aún mayores durante el invierno. Nos llevó 3 horas llegar a la ubicación de Y.K. Al llegar, descubrimos que estaba en estado crítico y no podía moverse por sí mismo. Tuvimos que cambiarle la ropa, ya que estaba extremadamente mojada y sucia, lo que agravaba su hipotermia. Después de dos horas de atención médica, la médico que nos acompañaba decidió que debíamos llamar a una ambulancia, aunque eso significara involucrar a la guardia fronteriza. 

Y.K. no podía permanecer en ese lugar y carecía de fuerzas para caminar por sí mismo. Nuestra prioridad era llevarlo a un lugar seco y cálido para aliviar su hipotermia. Permanecimos con él en el bosque durante un total de 7 horas, soportando temperaturas de 11 grados bajo cero. En esta época del año, la oscuridad caía ya a las 15:00. Yo era la única persona con cobertura telefónica y se nos había agotado el suministro de té caliente y comida. De acuerdo con la ley, el centro de emergencia se puso en contacto con los guardias fronterizos, quienes realizaron varias llamadas preguntando sobre nuestras coordenadas. A pesar de proporcionarles la ubicación exacta, llamaron repetidamente diciendo que no podían localizarnos. A las 18:30 horas, llegaron los bomberos acompañados por la guardia fronteriza. Al principio nos interrogaron y tuvimos que insistir en que Y.K. estaba en una situación crítica y que necesitaba ser evacuado del bosque de inmediato. Finalmente, a las 20:00 horas, los bomberos lograron evacuarlo y llevarlo en al vehículo de la Guardia Fronteriza. Según la guardia fronteriza, las dificultades del terreno impidieron que la ambulancia llegara a nuestra posición. La médico que nos acompañaba insistió en acompañar a Y.K. en el vehículo por precaución, pero la guardia fronteriza le negó el acceso. Como resultado, tuvimos que realizar solas el arduo viaje de regreso al pueblo, caminando otras 3 horas en la oscuridad. Mientras nos íbamos, los guardias fronterizos hicieron comentarios sobre si deberían llamarnos una ambulancia.
       Foto de: Y.K. (25 años, refugiado sirio,...

Foto de: Y.K. (25 años, refugiado sirio, ingeniero) encontrado en el bosque en estado de hipotermia. 12 de diciembre de 2022


Al día siguiente, descubrimos que Y.K. nunca llegó a un hospital. En estos casos, existe el riesgo de que, una vez que mejore la salud del migrante, los guardias fronterizos lo devuelvan al bosque del lado bielorruso. Según la médico, en el caso de Y.K., esto podría causar una recaída en la hipotermia e incluso llevar a su fallecimiento. Para asegurarme de que esto no sucediera y para obtener información sobre su situación, tuve que solicitar la intervención parlamentaria de varios diputados.

La intervención parlamentaria es una herramienta que permite a un diputado formular una serie de preguntas a las que las instituciones públicas están obligadas a responder. Después de estas intervenciones, en las que también se reveló mi presencia como fotoperiodista que documentó toda la situación en el bosque, la Guardia Fronteriza publicó un comunicado asegurando que Y.K. se encontraba en buenas condiciones, que su solicitud de asilo había sido aceptada y acusando a los voluntarios de desinformar. Más tarde, Y.K. fue trasladado a un Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE), donde tuvo que esperar la decisión del juez sobre su solicitud de asilo. Si no se hubiera hecho público el caso, es probable que lo hubieran devuelto al bosque, como ya ha ocurrido en varios casos similares.
       Foto: Los bomberos y la guardia fronteriza...

Foto: Los bomberos y la guardia fronteriza transportan a Y.K, un refugiado sirio con segundo grado de hipotermia. Bosque de Bialowieza, 12 de diciembre de 2022

AKRAM Y MOHAMMAD
(Yemen y Siria)
 

Akram (32 años, Yemen, oncólogo) y Mohammad (50 años, Siria) se encontraron en el camino. Cuando los localizamos, llevaban 5 meses en el bosque. La primera pregunta que nos hizo Akram fue: "¿Podéis llevarnos con vosotros?" Tuvimos que explicarles que no podíamos hacerlo y que transportarlos en coche podría llevarnos a enfrentar hasta 8 años de prisión por tráfico de personas. Ambos estaban exhaustos; Mohammad nos contó que llevaban varios días sin acceso a agua potable. Bebieron lo que encontraron en los pantanos, filtrándolo a través de un pañuelo. En un momento, le pregunté a Mohammad hacia dónde quería dirigirse, si deseaba intentar solicitar asilo en Polonia o buscar refugio en otro país. Me miró y dijo: "No me importa. Sólo no quiero morir aquí, ¿entiendes?"

Cuando los voluntarios recibieron su solicitud de ayuda, ya era de noche. Las intervenciones nocturnas suelen ser aún más complicadas debido al mayor riesgo de ser detectados. Esta vez, acompañé a dos voluntarias, una de las cuales conocía relativamente bien el terreno. En general, durante la noche los voluntarios se desplazan en la oscuridad y solo utilizan linternas frontales de muy baja intensidad si es necesario. Mientras nos dirigíamos al escondite de los refugiados, en un momento escuchamos un coche y una de nosotras vio luces en la distancia. En medio del bosque, solo podía ser la Guardia Fronteriza. Caímos al suelo, empapadas por completo, y ocultamos nuestros rostros entre la vegetación, pensando que si tenían visión térmica, estábamos en problemas. En ese instante, ya no se trata de lo que nos podría suceder a nosotras, sino de si nos encuentran, lo que podría exponer a los refugiados a un posible pushback (lee más sobre pushbacks) hacía Bielorrusia. El peso de la responsabilidad en ese momento es abrumador. Sabes que las personas que pidieron ayuda están allí, esperándote y confiando en ti, y lo último que deseas es poner en riesgo su seguridad debido a un posible regreso forzado. 

Nos llevó tiempo encontrarlos, pero finalmente lo logramos. Luego, comienza el proceso habitual: tratar de recopilar la máxima cantidad de información en el menor tiempo posible, manteniendo la precaución de no hablar en voz alta ni usar demasiada luz. Utilizamos únicamente la luz de las linternas frontales, aunque Akram estaba evidentemente asustado y nos pedía constantemente que las apagáramos. En ocasiones, los voluntarios solicitan a los refugiados que firmen un documento que otorga poderes de representación a los voluntarios (lee más sobre la situación legal). Gracias a este documento, los voluntarios pueden intentar rastrear la situación en caso de que detengan a un refugiado. De lo contrario, a veces aquellos que son detenidos simplemente desaparecen sin que nadie pueda conocer su destino. Sin embargo, en muchas ocasiones, los guardias fronterizos se niegan a proporcionar información, incluso si los voluntarios tienen la autorización legal firmada.

Existen muchas dificultades en este tipo de intervenciones: la situación resulta surrealista, la sensación de responsabilidad se mezcla con la impotencia. Pero creo que lo más complicado es que en un determinado momento tienes que levantarte y marcharte, dejando a estas personas en medio del bosque sin saber qué les deparará en los próximos días. Akram y Mohammad solicitaron más ayuda al día siguiente. Otro equipo les llevó más comida y luego se dieron cuenta de que Mohammad tenía una costilla rota. Según mis fuentes, algunos lugareños los ayudaron a cruzar una sección del bosque y, unos días después, nos enteramos de que ambos estaban a salvo en Alemania.
  Foto: Akram y Mohammad ayudados por las voluntarias. 23...
Foto: Akram y Mohammad ayudados por las voluntarias. 23 de octubre de 2022
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Foto: Pie de trinchera, un problema de salud frecuente entre los refugiados que intentan cruzar el bosque de Bialowieza. 23 de octubre de 2022
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Foto: Akram firma el poder notarial a las voluntarias. 23 de octubre de 2022

Fátima (nombre cambiado),
iraní, 30 años


En Irán Fátima participó en protestas contra el gobierno. En consecuencia, fue añadida a la lista negra lo que generó preocupaciones sobre su seguridad. Una intérprete que trabajó en su caso afirmó que "no existe ni un solo metro cuadrado en Irán donde ella esté segura".

Junto con su esposo y un amigo, emprendió un viaje e intentó cruzar por primera vez la frontera entre Polonia y Bielorrusia en diciembre de 2022. Sin embargo, la guardia de fronteras los hizo retroceder inmediatamente al lado bielorruso y recibieron órdenes de abandonar el territorio polaco, junto con una prohibición de reingreso. Durante su siguiente intento de cruzar la frontera, fueron detenidos por la Guardia Fronteriza polaca y, según Fátima, supuestamente sufrieron violencia física y gas pimienta.

Abrumada por el miedo, Fátima perdió el conocimiento y, cuando recuperó la conciencia, se encontró en una ambulancia en camino al hospital. Su esposo y su amigo habían sido obligados a regresar a Bielorrusia. Se hallaba sola y confundida. Aunque no tenía fracturas, todavía estaba conmocionada y desorientada, incapaz de comunicarse eficazmente debido a su falta de conocimiento de otros idiomas además del farsi. Su preocupación por su marido se agravó debido a su desconocimiento de su paradero, y solo más tarde supo de su regreso forzoso a Bielorrusia.

Los testimonios de aquellos que brindan ayuda a los refugiados en el bosque indican que la separación de las familias por parte de la Guardia Fronteriza durante los procesos de devolución sigue siendo un hecho común. Un vecino de la zona, de 54 años, enfatizó este punto al afirmar que "separan a las familias sin dudarlo en cuestión de segundos, ya sea una madre con dos hijos o un padre con tres hijos. Se ha vuelto la norma". 

Fátima solicitó protección internacional, proceso que tuvo que ser gestionado ya que Fátima pudo otorgar a os voluntarios el poder legal mientras se encontraba en el  hospital. Esto permitiendo a los voluntarios representar su caso. Según testimonios tanto de refugiados como de voluntarios, la guardia de fronteras suele pasar por alto muchas solicitudes de protección internacional. Sin embargo, cuando un representante presenta una solicitud en nombre de un refugiado, esta tiene que quedar documentada, lo que incrementa las posibilidades de aceptación y transferencia a la Oficina de Extranjería para su evaluación. Esta información proviene tanto de refugiados como de voluntarios que han pasado por estos procesos.

Siguiendo los procedimientos habituales, después de ser dada de alta del hospital, la Guardia de Fronteras le confiscó a Fátima su pasaporte y procedió a determinar de si sería internada en un centro cerrado para extranjeros o en uno abierto. Para el primer caso, se requiere una orden judicial de detención. Afortunadamente, Fátima disponía de toda la documentación necesaria para ser alojada en un Centro Abierto. Sin embargo, dada su frágil estado mental, necesitaba alojamiento temporal, que fue brindado por voluntarios del hospital que a menudo actúan como representantes de los refugiados necesitados.

Actualmente, Fátima espera una resolución de su caso en la Oficina de Extranjería. Resulta complicado estimar cuánto tiempo podría durar este proceso, ya que en ocasiones puede extenderse hasta seis meses. En caso de recibir una decisión desfavorable, tiene la opción de apelar ante el Tribunal Administrativo del Voivodato de Rzeszów, lo que prolongaría aún más el tiempo necesario para resolver su situación.

Los voluntarios que le brindan alojamiento a Fátima han destacado su fuerte vínculo con su esposo. A la hora de realizar la entrevista, Fátima no estaba segura de cuándo ni dónde podrá volver a ver su marido.


Foto abajo: Otra mujer iraní atendida por una médico voluntaria en el bosque de Bialowieza. 18 de marzo de 2023.
Historias de inmigrantes - parte II

AHMAD Y BAYAN
(Siria)


Ahmad, un fisioterapeuta de 24 años, y Bayan, un joven de 25 que estudió algo relacionado con la medicina, son originarios de Siria. Cruzaron por primera vez la frontera entre Bielorrusia y Polonia, y se encontraban aún en buenas condiciones físicas. Tenían la ropa húmeda porque, según nos explicaron en un inglés entrecortado, habían atravesado un río para cruzar la frontera. Ahmad mencionó que el agua les llegó hasta el pecho. Bayan estaba temblando a nuestra llegada y tuvo que cambiarse de ropa de inmediato. Su intención no era quedarse en Polonia; su objetivo era llegar a Alemania.

La mayoría de los inmigrantes no desean quedarse en Polonia, sino que esperan llegar a Alemania u otro país europeo. Por lo general, llegan sin preparación y sin saber que, según la legislación europea, deben solicitar asilo en el primer país de la Unión Europea que pisen. Algunas personas solicitan asilo en Polonia cuando son detenidas por los guardias fronterizos, a pesar de que son plenamente conscientes de que desean dirigirse a otro país. Si no lo hacen, los guardias fronterizos los devolverán al bosque del lado bielorruso, obligándolos a intentar cruzar la frontera nuevamente. Como resultado, algunos quedan atrapados en esta situación durante meses, enfrentando numerosos pushbacks mientras están expuestos a condiciones extremas, con acceso limitado a agua potable y alimentos, y durante el invierno, enfrentan un alto riesgo de hipotermia mortal.

Normalmente, cuando los refugiados no están en condiciones críticas y se sienten relativamente bien, los voluntarios intentan pasar el menor tiempo posible en el bosque para reducir el riesgo de llamar la atención debido al ruido o al movimiento. Durante nuestro breve tiempo juntos, Ahmad expresó profusamente su gratitud, incluso sacando pequeños frascos de perfume de su mochila que había traído de su país, con la intención de regalárselos a las personas que le habían ayudado en el camino. A medida que caía la noche, se preocupó cada vez más por nuestro regreso a través del bosque. Fue una de esas situaciones en las que uno lucha por encontrar la respuesta adecuada y se da cuenta de que la persona que debe quedarse allí, durmiendo en el bosque y evadiendo a los guardias fronterizos, está preocupada por nuestro regreso seguro a un hogar cálido.
   Foto: Dos voluntarios del Grupa Granica atienden las...

Foto: Dos voluntarios del Grupa Granica atienden las heridas de Ahmad, un refugiado sirio escondido en el bosque de Bialowieza. 31 de octubre de 2022


MOHAMMAD
(Yemen, 30 años)


Mohammad vino de Yemen a Rusia y luego a Minsk con sus dos amigos, Khalid y Salim, ambos de 23 años. Llevaban dos meses en el bosque y los guardias fronterizos polacos ya los habían obligado dos veces a regresar al lado bielorruso. La primera vez, los guardias fronterizos polacos destrozaron sus teléfonos y les rociaron gases lacrimógenos en los ojos. Khalid dijo que no pudo ver nada durante un par de horas. En esta ocasión cruzaron la frontera saltando la valla con una escalera y luego deslizándose por el lado polaco. Los guardias bielorrusos los atacaron y Mohammad tenía marcas en la cabeza y en los ojos durante mucho tiempo.

A pesar de que se ha construido un muro y el bosque es difícil de cruzar, esta ruta todavía se considera la forma más segura y sencilla de llegar a Europa. Sin embargo, los migrantes a menudo no saben qué tipo de bosque tendrán que atravesar y no están preparados adecuadamente. Algunos llaman al bosque "la jungla".
       Foto: Mohammad (30 años, Yemen) muestra sus...

Foto: Mohammad (30 años, Yemen) muestra sus heridas (a consecuencia de las palizas que recibió de la policía bielorrusa). 4 de noviembre de 2022

ALI 
(Siria)


Ali (24 años) formaba parte de un grupo de 8 personas, todas procedentes de Siria. Uno de los desafíos comunes al ayudar a los migrantes en el bosque es la comunicación, como fue el caso de este grupo. Con frecuencia, estos inmigrantes no hablan inglés y debido a la cobertura limitada, no es posible la traducción en línea.

Ali parecía extremadamente cansado y, por lo que pudimos saber, no había comido ni bebido nada durante 6 días. Los refugiados a menudo carecen de acceso a agua potable y se ven obligados a recoger agua de los pantanos, lo que puede suponer riesgos para la salud debido a la contaminación por animales. El consumo de dicha agua puede provocar diarrea, intoxicación o problemas digestivos graves.

Casi todos tenían la ropa húmeda, y un individuo, que estaba sentado con la espalda apoyada en un árbol, parecía tener presión arterial baja o posiblemente un problema de azúcar en sangre. Desafortunadamente, no había ningún médico entre nosotros para determinar el problema exacto. En tales situaciones, si hay cobertura, los voluntarios intentan ponerse en contacto con la base para conectarse con un médico o socorrista y evaluar el tipo de asistencia que se puede brindar, evitando potencialmente la necesidad de una ambulancia. Son momentos desafiantes, ya que en poco tiempo, en medio del bosque y sin experiencia, se hace necesario determinar si la persona puede sobrevivir sin ayuda médica profesional. Llamar a una ambulancia atraería la atención de los guardias fronterizos, lo que provocaría un arresto o un retroceso hacia el lado bielorruso. Los guardias fronterizos ya habían detenido a Ali en siete ocasiones, y cada vez lo empujaron de regreso al bosque del lado bielorruso. Rápidamente consumió su comida mientras intentaba explicar, con su voz débil y cansada y su limitado dominio del inglés, cómo se sentía y, sobre todo, cuánto apreciaba nuestra ayuda.

  Foto: Ali (24 años, Siria), con comida y ropa...
Foto: Ali (24 años, Siria), con comida y ropa proporcionada por voluntarios del Grupa Granica. 1 de noviembre de 2022
  Foto: Un grupo de 8 refugiados de Siria, con comida y...
Foto: Un grupo de 8 refugiados de Siria, con comida y ropa proporcionada por voluntarios del Grupo Granica. 1 de noviembre de 2022


A. 
(Yemen)


A. (25 años, de Yemen, prefiere permanecer en el anonimato) intentó cruzar la frontera con su hermano y un amigo. Desafortunadamente, se resbaló de la valla y se rompió la pierna en el proceso. Su hermano intentó cargarla sobre su espalda pero no pudo hacerlo durante un período prolongado. El grupo fue detenido por la guardia fronteriza en el bosque y A. fue trasladada al hospital para recibir tratamiento médico. Es probable que su hermano y su amigo fueran obligados a regresar al lado bielorruso.

En el hospital, A. tuvo que someterse a una operación compleja debido a la gravedad de su lesión en la pierna. Incluso necesitó una transfusión de sangre y, según los médicos, nunca recuperará completamente el uso de su pierna. Su destino final fue Noruega, donde reside su marido.
       Foto: A. (25 años, Yemen, quería...

Foto: A. (25 años, Yemen, quería permanecer en el anonimato) hospitalizada tras romperse una pierna al cruzar el muro en la frontera; 18 de diciembre de 2022

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